Pudding al aroma de buena reputación corporativa. Sandra Rodríguez.

La innovación ha de ser siempre plato principal en cualquier menú empresarial, pero no hay menú completo sin un buen postre que ponga la guinda y deje el mejor sabor de boca. La comunicación es el colofón perfecto, por lo que mi propuesta consiste en un pudding al aroma de buena reputación corporativa, que en definitiva es lo que vamos a conseguir si planteamos bien la medida de los ingredientes y su preparación.

Ingredientes:
1 kg. de innovación fresca
400 gr. de iniciativa
300 gr. de franqueza
300 gr. de esfuerzo en explicación
150 gr. de oportunidad
100 gr. de reflexión sobre el target
100 gr. de disponibilidad

Preparación:
Es muy importante que nuestra innovación sea fresca para que la comunicación sea efectiva, es decir, que sea “nueva” de verdad (en este punto, las denominadas innovaciones radicales siempre son más efectivas que las incrementales, pero esto no quiere decir que estas últimas no puedan ser un buen ingrediente también).
Con la base bien trabajada, procedemos a añadir los aditivos, que serán los que den al ingrediente principal la capacidad de generar una buena reputación corporativa, es decir, una imagen pública sólida y en clave positiva asentada en la innovación.
El primero es la iniciativa de contar lo que hemos conseguido, algo imprescindible si nuestra innovación no es un encargo puntual para un cliente que requiere de un tratamiento estrictamente confidencial. Si tenemos que vender nuestro producto, debemos contar que lo tenemos y está disponible.
Es importante no caer en la tentación tan habitual de calificar por defecto nuestra innovación como “el primero en el mundo”, “inédito”, “pionero” y otras expresiones tan habituales. Si estamos seguros de que es así, adelante, esa es nuestra idea-fuerza. Si tenemos dudas, es mejor ser franco y no convertir esto en una amenaza para nuestra credibilidad.
La capacidad de explicar bien nuestra innovación es fundamental. Para esto, lo primero es reflexionar sobre nuestro target (público objetivo). Si es especializado, podemos sacar toda nuestra artillería técnica. Si no lo es, conviene ser divulgativo y evitar los tecnicismos, empezando desde cero y no dando cosas por sabidas.
Por último, si hemos decidido contar nuestra innovación debemos estar seguros de que estamos disponibles para ofrecer más información, resolver dudas, etc. Esto es especialmente importante si uno de nuestros targets han sido los medios de comunicación, a los que hay que dar opción a conceder entrevistas, aclarar algún aspecto que no se ha comprendido bien o realizar fotografías.

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